martes, 7 de marzo de 2017

Serie del Caribe 2017

Los desastrosos resultados que tuvo el equipo dominicano en la pasada Serie del Caribe no deben permitir que se opaque el buen juicio para reconocer que el evento tuvo gran éxito.

No hay dudas que los anfitriones mexicanos conocen como explotar la mejor parte de este deporte convirtiéndolo en un espectáculo provocador de sana pasión.

Independientemente de lo mal que lució el combinado criollo en el terreno, se exhibieron sin cohesión y con poco entusiasmo, se consumaron muchos otros enfrentamientos de gran calidad, elevando así el nivel de competencia.


Para el futuro, si se quiere detener el avance del deterioro de la imagen del béisbol dominicano en ese escenario se debe cambiar el método que se aplica para organizar la participación del equipo, que realmente representa a todo el circuito. No habrá resultados diferentes si se siguen haciendo las cosas igual.

La percepción de que ha descendido la calidad del béisbol que se presenta en la Serie del Caribe es muy relativa. En el certamen se desarrolla un juego que refleja la característica de las ligas que lo componen y hace ya un buen tiempo que se conoce la realidad de la competencia desleal que realizan las ligas asiáticas y el perjuicio que causan las decisiones ejecutivas de las grandes ligas, limitando o prohibiendo la participación de importantes atletas. Esa es una realidad a la que hay que adaptarse.



En cierta forma y obviamente sin intentar comparar con un pasado que cada vez es más lejano, en el recién finalizado evento participaron varios jugadores que, independientemente de sus actuaciones, son figuras del béisbol mayor.

El campo corto de Venezuela lo defendió Freddy Galvis, titular de esa posición con los Filis de Filadelfia. Puerto Rico presentó a Eddie Rosario, jardinero regular de los Mellizos y a Iván de Jesús Jr.

que estuvo con los Rojos de Cincinnati toda la temporada pasada como utility y fue firmado por los Cerveceros para la próxima campaña, además del cotizado cubano Rusney Castillo, poseedor de unas habilidades que indujeron que los Medias Rojas le otorgaran un contrato que totalizó 72.5 millones de dólares en 2014.

A esos se agregaron muchos veteranos que saben jugar este deporte y les queda calidad, a lo que se añade, que el equipo que colocó Cuba en el terreno es prácticamente el mismo que va a llevar al Clásico Mundial de Béisbol.

Definitivamente, la edición de 2017 de la Serie del Caribe fue un total éxito.

FORMATO DE CALENDARIO

Con un calendario confeccionado como un todo contra todos de doce juegos y seis días de duración se efectuaron 55 series del Caribe y en solo dos ocasiones, en 1980 y 2012, se definió el ganador en la cuarta fecha.

Sin embargo, la opinión generalizada afirmaba que ese formato era obsoleto y no se adecuaba a las exigencias que en estos tiempos exige el consumidor.

Desde un punto de vista estrictamente deportivo ese tipo de agenda es el más justo, por obligación el campeón es el que más veces obtiene el triunfo.

No obstante, la presión ejercida hizo su efecto abocándose la Confederación a realizar cambios para definir el campeón. Se han realizado cuatro series luego de abandonado el antiguo esquema y en dos el campeón no ha sido el grupo con mejores resultados.

Indudablemente, que desde el punto de vista mercadológico, mantener abierta la posibilidad de triunfo a más competidores estimula el entusiasmo y en consecuencia más consumo y eso es positivo, pero al mismo tiempo deja un sabor agridulce en la fanaticada, dependiendo del lado en que se encuentren.

Algo es importante destacar, el calendario que rige las grandes ligas permite la posibilidad que un equipo obtenga su pase a la postemporada con una marca perdedora y consecuentemente obtenga la copa de campeón del mundo.

De hecho, cuando en 1994 estalló la tristemente recordada huelga de jugadores, los Rangers de Texas ocupaban la primera posición de la División Oeste de la liga Americana con marca de 52-62.







Por Tony Piña Cámpora

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